Ejercicio físico

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¿ES BUENO PRACTICAR DEPORTE EN MI CASO?

En principio, sí. Hay algunos estudios que demuestran que el ejercicio moderado en caso de cáncer de mama ayuda tanto a nivel físico como emocional.

Incluso caminar durante 10 minutos cada día te puede ayudar con los síntomas del cáncer, como el cansancio y la falta de apetito. El ejercicio también puede contribuir a reducir el estrés, favorecer el sueño y reducir el dolor. Las terapias exigen mucho esfuerzo al cuerpo y el ejercicio ayuda a activarlo.

El entrenamiento regular también lleva a un cambio en la relación entre la grasa corporal y la masa muscular. Ambos tipos de tejido tienen un efecto sobre el metabolismo. Además, una mayor masa muscular actúa como protector para las articulaciones y los huesos. Los datos demuestran que una mayor masa muscular no solo es beneficiosa para enfermedades como el cáncer, sino que también tiene un impacto positivo en la vida de las personas que no están enfermas.

Una buena forma física no solo es beneficioso para tu cuerpo, sino también para tu mente. La actividad física también puede contrarrestar el estrés psicológico, como la depresión.

Con el ejercicio, al igual que con todo lo demás, haz lo que vaya bien en tu caso, lo que te haga sentirte bien. No tienes que limitarte a los estiramientos suaves, ¡quizá bailar sea lo que te hace sentir genial! Pero escucha siempre a tu cuerpo y ten cuidado de no superar tus límites y hacerte daño.

Cuánto y con qué frecuencia debes hacer ejercicio depende de muchos factores, como tu condición física antes del tratamiento, el tratamiento que recibes y los efectos secundarios y los síntomas que padezcas.

Si tu cáncer o la terapia ha afectado a los huesos, debes evitar ciertos movimientos. Incluso si ahora no tienes la fuerza para hacer ejercicio regularmente, puedes intentar incorporar otro tipo de ejercicio físico en tu vida cotidiana como subir por las escaleras o hacer paseos regulares. No importa lo que hagas, lo importante es que te sientas bien.

Recursos

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Habla con tu equipo de atención médica y el personal de enfermería, pueden aconsejarte qué deportes son adecuados para ti y cuáles debes evitar. Se puede crear un programa de ejercicios que se adapte a tu caso.